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sábado, 25 de octubre de 2008

CASTILLO, Abelardo: Por el sendero venía avanzando un viejecillo...


Puedo decir que asistí a un solo taller literario en mi vi­da y que duró alrededor de cinco minutos. Yo tenía dieciséis o diecisiete años, había escrito un cuento muy largo llama­do "El último poeta" y consideraba que era, naturalmente, extraordinario. Se lo fui a leer, una tarde, a un viejo profesor sin cátedra que vivía en las barrancas de San Pedro, un hom­bre muy extraño. Bosio Arnaes se llamaba. Leía una cantidad de idiomas. Recuerdo que tenía un búho, papagayos, un enorme mapamundi en su mesa. Él mismo se parecía a un búho, pájaro, dicho sea de paso, que fue el de la sabiduría en­tre los griegos. La penúltima vez que lo vi, el viejo estaba casi ciego, pero se había puesto a aprender ruso para leer a Dostoievski en su idioma original. Eso la penúltima vez. La última, estaba leyendo a Dostoievski, en ruso, con una lupa del tamaño de una ensaladera. Era un hombre misterioso y excepcional. En San Pedro se decía que era el verdadero au­tor del libro sobre los isleros que escribió Ernesto L. Castro y del que se hizo la famosa película. La novela original era una novela vastísima de la que, se decía, Castro tomó el te­ma de Los isleros. No importa si esto es cierto; era una de esas historias míticas que ruedan y crecen en los pueblos.
De modo que fui a la casa de la barranca y comencé a leer mi cuento, que empezaba exactamente con estas pala­bras: Por el sendero venía avanzando el viejecillo… y ahí ter­minó todo.
Bosio Arnaes me interrumpió y me preguntó: ¿Por qué "sendero" y no “camino”?, ¿por qué “avanzando” y no caminando"?, en el caso de que dejáramos la palabra sendero, ¿por qué "el" viejecillo y no "un" viejecillo?, ya que aún no conocíamos al personaje; ¿por qué "viejecillo" y no "viejecito", "viejito", "anciano" o simplemente "viejo"? Y sobre todo: ¿por qué no había escrito sencillamente que el viejecillo venía avanzando por el sendero, que es el orden lógico de la frase? Yo tenía diecisiete años, una altanería acorde con mi edad y ni la más mínima respuesta para ninguna de esas pre­guntas.
Lo único que atiné a decir, fue: "Bueno, señor, por­que ése es mi estilo". Bosio Arnaes, mirándome como un lechuzón, me respondió:
—Antes de tener estilo, hay que aprender a escribir.
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ABELARDO CASTILLO
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Abelardo Castillo nació en Buenos Aires en 1935. Es miembro del Consejo de Presidencia de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Como novelista destacan: La casa de ceniza ( 1967), El que tiene sed (1985, Premio Municipal de Literatura) y Crónica de un iniciado (1991, Premio Club de los Trece a la mejor novela del año). También ha publicado libros de cuentos: Las otras puertas (1961, Premio Casa de las Américas), Cuentos crueles (1966), Los mundos reales (1972), Las panteras y el templo ( 1976 ), El cruce del Aqueronte (1982), Las maquinarias de la noche (1992) y Cuentos completos (1997). De teatro: El otro Judas (1961, estrenada en Buenos Aires y Premio de los Festivales Mundiales de Teatro de Varsovia y Cracovia), Israfel (1964, estrenada en Buenos Aires en 1966 y Premio Internacional de autores dramáticos Latinoamericanos Contemporáneos), Tres damas (1968), Teatro completo (1995), Sobre las piedras de Jericó (estrenada en Buenos Aires en 1975) y El señor Brecht en el salón dorado (estrenada en Buenos Aires en 1982). Y como ensayista destacan: Las palabras y los días (1989), Ser escritor (1997) y EI oficio de mentir (1998).También ha publicado antologías extranjeras. Es director y co-fundador de las revistas literarias: El Grillo de papel (1959-1974), El Escarabajo de Oro (1961-1974) y El Ornitorrinco (1977-1986).

martes, 21 de octubre de 2008

MARTÍ, José: La edad de oro

“…Para eso se publica LA EDAD DE ORO: para que los niños americanos sepan cómo se vivía antes, y se vive hoy, en América, y en las demás tierras… Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo. Y queremos que nos quieran y nos vean como cosa de su corazón”…

“…Pero nunca es un niño más bello que cuando trae en sus manecitas de hombre fuerte una flor para su amiga, o cuando lleva del brazo a su hermana, para que nadie se la ofenda: el niño crece entonces y parece un gigante”…

“Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado y a pensar y a hablar sin hipocresía. En América no se podía ser honrado, ni pensar, ni hablar. Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un hombre que obedece a un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre honrado. Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas, y permite que pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado”...

“Hay hombres que son peores que las bestias, porque las bestias necesitan ser libres para vivir dichosas: el elefante no quiere tener hijos cuando vive preso; la llama del Perú se echa en la tierra y se muere cuando el indio le habla con rudeza, o le pone más carga de la que puede soportar. El hombre debe ser, por lo menos, tan decoroso como el elefante y como la llama. En América se vivía antes de la libertad como la llama que tiene mucha carga encima. Era necesario quitarse la carga, o morir”...

“Esos son héroes; los que pelean para hacer a los pueblos libres, o los que padecen en pobreza y desgracia por defender una gran verdad. Los que pelean por la ambición, por hacer esclavos a otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otro pueblo sus tierras, no son héroes, sino criminales”.

“Lo que ha de hacer el poeta de ahora es aconsejar a los hombres que se quieran bien y pintar todo lo hermoso del mundo de manera que se vea en los versos como si estuviera pintado con colores, y castigar con la poesía, como con un látigo, a los que quieran quitar a los hombres su libertad, o roben con leyes pícaras el dinero de los pueblos, o quieran que los hombres de su país les obedezcan como ovejas y les laman la mano como perros. Los versos no se han de hacer para decir que se está contento o se está triste, sino para ser útil al mundo, enseñándole que la naturaleza es hermosa, que la vida es un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste ni acobardarse mientras haya libros en las librerías, y luz en el cielo, y amigos, y madres”...

“Antes todo se hacía con los puños: ahora, la fuerza está en el saber más que en los puñetazos; aunque es bueno aprender a defenderse, porque siempre hay gente bestial en el mundo, y porque la fuerza da salud, y porque se ha de estar pronto a pelear, para cuando un pueblo ladrón quiera venir a robarnos nuestro pueblo”…

“Las cosas buenas se deben hacer sin llamar al universo para que lo vea a uno pasar. Se es bueno porque sí; y porque allá adentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás. Eso es mejor que ser príncipe: ser útil. Los niños debían echarse a llorar, cuando ha pasado el día sin que aprendan algo nuevo, sin que sirvan de algo”…


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JOSÉ MARTÍ
(Cuba, 1853/1895)

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Luchador incansable por la independencia de Cuba, esgrimió en su vida dos armas certeras: la pluma y el fusil. Poeta fundamental de la literatura hispanoamericana, incursionó en prosa y en verso para dignificar la condición humana. Su mensaje literario está dirigido hacia la juventud que aspira a encaminarse hacia los auténticos valores.
Falleció fiel a su ideal de vida: luchando en la acción de Dos Ríos por la libertad de su país.

jueves, 16 de octubre de 2008

GELMAN, JUAN: Confianzas




se sienta a la mesa y escribe
“con este poema no tomarás el poder” dice
“con estos versos no harás la Revolución” dice
“ni con miles de versos harás la Revolución” dice


y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán


no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos


ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos


“con este poema no tomarás el poder” dice
“con estos versos no harás la Revolución” dice
“ni con miles de versos harás la Revolución” dice
se sienta a la mesa y escribe


Juan Gelman
(Argentina, 1930)

lunes, 13 de octubre de 2008

VERISSIMO, LUIS FERNANDO: BROMA

Todo comenzó como una broma. Llamó por teléfono a un amigo y le dijo:
—Lo sé todo.
Después de un silencio, el amigo respondió:
Cómo lo sabes?
—Eso no importa. Lo sé todo.
—Hazme un favor. No lo cuentes por ahí.
—Lo pensaré.
—¡Por el amor de Dios!
—Esta bien, pero ten cuidado.
Descubrió que tenía poder sobre las personas.
—Lo sé todo.
—¿Co… cómo?
—Lo sé todo.
—¿Todo el qué?
—Tú lo sabes bien.
—Pero es imposible. ¿Cómo lo has descubierto?
La reacción de las personas variaba. Algunas preguntaban en seguida:
—¿Alguien más lo sabe?
Otras se volvían agresivas:
—Está bien. Lo sabes. ¿Y qué?
—Nada. Solo quería que supieras que lo sé.
—Si se lo cuentas a alguien, yo…
—Depende de ti.
—¿De mí, cómo?
Si te portas bien, no lo contaré.
—Está bien.
Una vez, parecía que había encontrado a un inocente:
—Lo sé todo.
—¿Todo, el qué?
—Ya sabes.
—No, no sé. ¿Qué es lo que sabes?
—No te hagas el ingenuo.
—Pero no sé de qué me hablas.
—No me vengas con esas.
—Tú no sabes nada.
—Ah, eso quiere decir que hay alguna cosa para saber, pero que yo no la sé, ¿no?
—No hay nada.
—Mira que lo voy a contar por ahí…
—Puedes contarlo, que es mentira.
—¿Cómo sabes lo que voy a contar?
—Cualquier cosa que cuentes será mentira.
—Está bien. Lo contaré.
Pero al poco tiempo, recibió una llamada.
—Escucha. Lo pensé mejor. No cuentes nada sobre eso.
—¿Sobre “eso”?
—Sí, ya sabes…
Pasó a ser temido y respetado. Siempre había alguien que se le acercaba y le decía susurrando:
—¿Se lo has contado a alguien?
—Todavía no.
—Joder, gracias.
Con el paso del tiempo, ganó reputación. Era una persona en la que se podía confiar. Un día, un amigo le ofreció un trabajo con un gran sueldo.
—¿Por qué yo? —quiso saber.
—El trabajo conlleva muchas responsabilidades —dijo el amigo—. He decidido recomendarte.
—Pero, ¿por qué?
—Por tu discreción.
Comenzó a ganar prestigio. Se decía que lo sabía todo de todos pero que nunca abría la boca para hablar de nadie. Además de estar siempre bien informado, era un gentleman. Hasta que un día, recibió una llamada. Una voz misteriosa que dijo:
—Lo sé todo.
—¿Co… cómo?
—Lo sé todo.
—¿Todo el qué?
—Ya sabes...
Decidió largarse. Se fue de la ciudad. Los amigos se sorprendieron por su repentina desaparición. Decidieron investigar. ¿Qué estaría tramando? Finalmente, fue descubierto en una playa lejana. Los vecinos cuentan que una noche vieron llegar muchos coches que rodearon la casa. Varias personas entraron. Se oyeron gritos. Los vecinos cuentan que la voz que más se oía era la de él, gritando:
—¡Era broma! ¡Era broma!
Fue descubierto a la mañana siguiente, asesinado. El crimen nunca fue esclarecido. Pero las personas que lo conocían, no tenían dudas sobre el motivo.
Sabía demasiado.
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Luis Fernando Veríssimo (Porto Alegre, Rio Grande do Sul, 26 de septiembre de 1936) es un escritor brasileño, hijo del escritor brasileño Erico Veríssimo y vivió con su padre en los Estados Unidos durante su niñez. Dice que probó muchas cosas antes de escribir. En una lectura para los estudiantes de periodismo en Unisinos, Veríssimo dijo que "a la edad de 31 y dándome cuenta de que no había trabajado en nada, decidí probar como escritor, luego de una invitación del Jornal Zero Hora (de Porto Alegre)". Muchos de sus trabajos tienen un tono humorístico yescribe para programas de televisión.
Veríssimo es un gran admirador del jazz y toca el saxofón en una banda llamada Jazz 6. Como muchos intelectuales brasileños, disfruta de la cultura de Rio de Janeiro. Veríssimo es un crítico del ala derecha de políticos, especialmente del ex-presidente, Fernando Henrique Cardoso.
Veríssimo se casó con Lúcia Helena Massa en 1964, y tienen tres hijos: Fernanda, periodista; Mariana, escritora y Pedro, músico. Vive con su esposa en Porto Alegre.

martes, 7 de octubre de 2008

PIGNA, Felipe: 12 de Octubre


11 de Octubre, el último día de libertad de América...

Autor: Felipe Pigna.


Ayer fue 11 de Octubre, el último día de libertad de América. ¡Hoy es el día de la raza! ¿De qué raza estamos hablando? Las Naciones Unidas abolieron el término raza en 1959 por carecer de todo valor científico y por servir solamente para incentivar el odio entre los hombres de distintas culturas. ¡Y acá seguimos festejando el día de la raza!.

¿Qué festejamos el 12 de octubre?

El aniversario de la llegada de un comerciante aventurero que se tropezó con un continente maravilloso donde los hombres vivían en libertad y en armonía con la naturaleza. Pueblos como los arahuacos, que le ofrecieron a Colón y sus secuaces toda su amistad, porque para decir amigo decían “mi otro corazón”, y al arco iris lo llamaban “serpiente de collares de colores”. Colón no tenía vocación para la poesía y rápidamente los esclavizó y los puso a buscar oro para el Papa y los Reyes Católicos. En treinta años la población de las Antillas fue exterminada por los invasores empachados de codicia.

¿Qué festejamos el 12 de Octubre?

Festejamos la introducción en América de los secuestros extorsivos. El asesino Hernán Cortés secuestró y mató a Moctezuma a pesar de que los aztecas pagaron un rescate de toneladas de oro y plata. Lo mismo hará su compañero Pizarro con Atahualpa en el Perú. La conquista le costó a América 80 millones de vidas que quedaron en las minas, en los obrajes, en las haciendas, para enriquecer al reino de España y a los banqueros europeos. Pero de entrada nomás pintó la rebelión y el caballo, traído por los españoles para dominar, fue adoptado por los nativos que se formaron las caballerías rebeldes de los ejércitos libertadores como el de Tupac Amaru, que les metió miedo a los conquistadores y los obligó a cambiar su política de explotación y genocidio. Hoy a más de 500 años, la conquista sigue y sigue la lucha desigual de los mapuches contra el emporio Benetton, dueño de 900.000 hectáreas en la Patagonia. En este territorio entrarían varios estados europeos, pero no les alcanza y quieren quitarle la poca tierra que les quedó a nuestros habitantes originarios después del saqueo de Roca y sus secuaces. ¡Nunca Más día de la Raza! ¡No festejemos el saqueo, la violación y el asesinato! ¡Recordemos cada 11 de octubre a los que nos antecedieron en esta tierra y que enseñaron a sus hijos a cuidarla porque, como dice un proverbio mapuche, nadie es dueño de la tierra, la recibe en préstamo cuando nace y la debe devolver a la naturaleza más próspera y fértil cuando se va.

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Y TODO FUE DESTRUIDO
(poema azteca)

Todo esto pasó con nosotros. Nosotros lo vimos,
nosotros lo admiramos.
Con suerte lamentosa nos vimos angustiados.
En los caminos yacen dardos rotos,
los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
enrojecidos tienen sus muros.
Gusanos pululan por calles y plazas,
y en las paredes están salpicados los sesos.
Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebimos,
es como si hubiéramos bebido agua de salitre.
Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe,
y era nuestra herencia una red de agujeros.
En los escudos fue su resguardo:
¡pero ni con los escudos puede ser sostenida su soledad!
Hemos comido pelos de eritrina,
hemos masticado grama salitrosa,
piedras de adobe, ratones, tierra en polvo, gusanos.
Todo esto pasó con nosotros.


miércoles, 1 de octubre de 2008

MURÚA, Dámaso: Vendetta


El hombrón con su permanente rostro enfurecido, afilaba la navaja en el asentador. Dos o tres tragos de saliva había pasado ya por su garganta el indefenso hombre que permanecía de frente al techo blanco del salón. Buscaba los ojos del hombrón para esbozar una sonrisa, para ganarse su simpatía, sin lograrlo nunca. Solo el ir y venir de la blanca navaja, en infatigable ascenso y descenso, con sordo ruido, interrumpía la casi detenida respiración de los dos.
En el espacio, con la luz del crepúsculo, brillaron lastimosamente las perlas deslumbrantes del filo de la navaja. El hombrón se arrancó bruscamente algunos pelos gruesos de la nuca y probó, al aire, el maravilloso filo que el asentador había conseguido transmitir al acero. Otro trago de saliva trajo momentáneamente paz al hombre acostado.
Intercambiaron dos o tres hoscas frases y el silencio los arropó de pies a cabeza empeñados en su común tarea. La navaja alisó la piel encima de la aorta, henchida de miedo; perlas de sudor sobre la frente denunciaban el temor filtrándose al ambiente, en volutas mágicas que se evaporan en el aire seco del cotidiano y trágico salón blanco. En la radio empezó a escucharse la quinta sinfonía de Beethoven.
—De modo que no te acuerdas cuando me pegaste en la escuela.
—No me acuerdo, te lo juro.
—Estábamos en segundo año, acuérdate.
La navaja se deslizó diestra sobre la barbilla llena de jabón. Él no contestó ya. Salió de la peluquería envejecido como cien años.
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Dámaso Murúa
(México, 1933)
Puro Cuento nº 7
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Dámaso Murúa es uno de los valores más destacados de su tierra natal, y como dicen los escuinapenses, un gran orgullo, que ha dado brillo y prestigio a las letras. Nació el 13 de agosto de 1933. De profesión Contador Público, se desempeñó con éxito en las actividades bancarias y financieras, lo mismo en la industria pesquera del sur de Sinaloa, casas de bolsas y ejerció la docencia en la Escuela Superior de Economía.
Su contacto permanente con los pescadores le permitió adentrarse a sus formas de expresión, sus entornos, problemas, anécdotas, humor, condiciones que le proporcionaron innumerables vivencias para plasmarlas en una amplia y fructífera obra literaria.
Dámaso Murúa, refiriéndose a Escuinapa nos dice: “Aquí nací y me crié. Me destetaron de esta tierra a los quince años. Pero todo sigue igual. Estos hombres, pescadores prietos de tanto sol, son los mismos de aquel tiempo. ¡Qué impresionante es verlos envejecidos! Todos, uno por uno, fueron testigos de mi lejana infancia. Escuinapa, tierra mía, de tantos recuerdos”.
Es Dámaso Murúa uno de los sinaloenses de mayor trayectoria en los géneros de cuento y novela. Su producción es rica, el humor, la ironía, el sarcasmo, la ficción, son figuras que definen su estilo como escritor y periodista.
Sus cuentos, relatos y novelas surgen de su prodigiosa imaginación y de su contacto con la realidad.
Su personaje por antonomasia es Florencio Villa, El Güilo Mentiras, la figura más maravillosa de la picaresca sinaloense que fuera su inspiración para producir su antológica obra, El Güilo Mentiras.
Su producción es prolífica, misma que ha enriquecido a la narrativa sinaloense y mexicana. Destacan: Doce Relatos Escuinapenses (1964), El Mineral de los Cauques (1966), La Ronda (1969), El Güilo Mentiras (1971), Colachi (1972), Tiempos Regiomontanos (1973), Amor en el Yanqui Stadium (1975), Esopo del Estuario (1975), Vacum Totoliboque (1976), Las Playas de Las Cabras (1979), Las Redes Rotas (1979), En Brasil crece un Almendro (1985), Palabras Sudadas, La Muerte de Marcos Cachanos (1987), Para mis Amigos (1988), Éxodo en la Perla (1994), La Mujer Primero.
Algunos de sus relatos forman parte de la Antología de la nueva narrativa (México) y en la Antología del Cuento Fantástico Latinoamericano (Varsovia).
Fue director de la revista Albatros y ha incursionado con mucho éxito en el periodismo. Actualmente vive en Mazatlán.