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domingo, 22 de febrero de 2009

GROTTI, María Rosa: La generación de Bidú sigue de pie


( Texto publicado en la revista “Humor” en 1984)
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Nosotros somos la generación de Bidú Cola, ¿se acuerdan? Ahora tenemos más de treinta años y ninguno sirve ni pa’ repuesto e’ loco. Pero íbamos a ser una generación de lujo. Recuerden.
A los 15 años, las chicas hacíamos tañir nuestras polleras campana-plato en las veredas, mientras dábamos la vuelta del perro. Fuimos las últimas vírgenes viejas: hasta los 22, cruzábamos fuerte las piernas y resistíamos a brazo partido. Buena parte de las memorias de las princesas cordobesas se han escrito en los zaguanes, mientras rendíamos -y nos bochaban- la ‘prueba de amor’.
Hemos hecho de todo: bailamos en una baldosa con los Románticos de Cuba y sufrimos luxación de cadera con el desenfreno del twist.
Crecimos con Los Beatles, pero ya se había apoderado de nosotros una rebeldía sin causa que nunca se curó del todo. Somos la generación de la Bidú ¿se acuerdan?
Las primeras pitadas de Saratoga sin filtro las hicimos una tarde mientras jugábamos a la payana en la plaza Colón. Desde entonces ¡cuántos cigarrillos decisivos hemos fumado sobre el filo de las madrugadas!

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos...

A nosotros nos tocaron los cuatrocientos golpes y nos quedamos sin aliento en una strada cualquiera, contemplando el anochecer de días agitados.
La niñez quedó atrás junto a los caramelos Misky, el tintero involcable y el olor a mandarina; Raúl Show Moreno y Antonio Prieto ya no seguirían peleándose por el azúcar.
El Club del Clan pretendía asociarnos, pero las muchachas queríamos parecernos a la Maga, de Rayuela; a veces lo conseguíamos, porque algún ingrato nos abandonaba con un bebé rocamadour en los brazos.
Recuerden, nos llevábamos el mundo por delante, tal vez por eso el mundo nos atropelló a nosotros y sufrimos fracturas varias, algunos de corazón.
Nuestra mitología se renovaba sin cesar: el Che Guevara fue la Osa Mayor de un cielo que todavía era celeste.
Recuerden. Salimos a la calle a gritar palabras felices o incoherentes.
Aprendimos a tirar del cordón de la campana, del cordón de la desobediencia que hace estallar la cobardía.
Pateamos el tablero, desvestimos los santos, metimos el dedo en la llaga, rompimos todos los esquemas y tiramos los pedacitos al viento de la historia.
Pero claro, después vino lo otro. Recuerden. Una inmensa inmundez inundó nuestro mundo.

¿Curados de espanto?

Somos la generación de Bidú, no sé si se acuerdan. Los que en 1976 teníamos entre 20 y 30 años, los jóvenes de entonces, no sé si me siguen. Somos los que quedamos de aquéllos que fueron toda una promesa ¿entienden? La mesa de saldos y retazos, dirán algunos.
¿Qué pasó? ¿La película no era en technicolor? ¿Por qué ahora la pasan en blanco y negro? ¿Y por qué hay tan poco blanco, por Dios? Cada día, al levantarnos, los presentimientos nos asaltaban a punta de pistola. Todos en mayor o menor medida éramos culpables de algo. Fumábamos toda la noche, con el corazón hecho una fiera, mientras esperábamos oír las botas del domador. John Lennon también murió asesinado, mientras los amigos, pedazos de nuestra vida, se quedaban detenidos en el tiempo con estatitez insobornable. A esas fotografías inexactas, malas copias que nos dejó la muerte, las escondíamos en los pasadizos de la memoria para no despertar las iras de las fuerzas de inseguridad. Algunos se volvieron moscas de tanto sonreírle a las arañas. A Gigí le reventaron la cabeza con una piedra, el Gordo Serrucho se murió de pobre, con mucha cárcel encima; el petiso Zucaría languidece de tristeza en Suecia; al tero Valverde nunca lo volvimos a ver después de presentarse en la Aeronáutica al saber que lo buscaban. Y Nelson, y el Gordo Luvy, y el Chencho y....
Si pasan por el Dique San Roque, arrojen una flor blanca y no pregunten por qué. Nadie se cura de espanto: eso no lo sabe el domador.
Aquí estamos los de la generación de Bidú, con un cielo sin estrellas que algún día fue celeste. Rengos y mancos, con el alma chueca, castigados por cuatrocientos golpes, con el sueldo hipotecado en aspirina y un sueño feliz, gracias al valium, pero siempre de pie.
Fuimos una promesa ¿se acuerdan? Pero todavía no está dicha la última palabra.
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Por María Rosa Grotti(mariargrotti@gmail.com)


El 21 de noviembre de 2008 el Taller “LEER PORQUE SÍ” distribuyó el texto “La generación de Bidú” y lo atribuyó a “María Grutti”. El texto llegó al taller a través de uno de sus integrantes que había escuchado el tema “Generación” del disco “Córdoba va” (1985) del grupo cordobés “Postdata” y solicitamos por este medio datos sobre su autora.
Afortunadamente, y gracias a las pistas brindadas por la escritora cordobesa María Teresa Andruetto, dimos con MARÍA ROSA GROTTI (así es su nombre correcto), quien se contactó con nosotros y nos mandó el texto original que publicara en la revista “Humor” en el año 1984.
Según María Rosa, en la época en que fue publicada la nota, junto con un grupo de periodistas hicieron “la quijotada” de elaborar el suplemento “Humor Interior” en esa inolvidable publicación durante un año. Luego siguió colaborando con ellos y en “El Periodista”.
Considera al texto “La generación de Bidú sigue en pie” una exhumación, ya que la nota tiene nada menos que 24 años. “La democracia recién volvía”.
María Rosa Grotti ha sido periodista durante muchísimos años y ahora que “viene llegando la jubilación”, se ha puesto a escribir 'en serio': algunos cuentos y, algún día, alguna novela.
Adjuntamos el correo electrónico de la autora, con su debida autorización, porque “le encantaría recibir opiniones de quienes lean su texto”.

8 comentarios:

jorge schussheim dijo...

Grande, Negra! J Por siempre jarairaaaaa!

Anónimo dijo...

esta generación siempre tuvo veleidades de combativa y con ese ánimo se autoexcluyó les aviso las generaciones siguientes somos tan combativas como esa pero el cambio de los contextos nos obliga a replantear las acciones a seguir

Anónimo dijo...

la vocación de procerato empaña nuestras gestiones

Anónimo dijo...

muy buena la foto de la bidú cola es todo un crampón para escalar la montaña de nuestra historia

luis beresovsky dijo...

Hasta siempre Negra. Te recuerdo volteando muñecos como en el bowling. Nadie se resistía a tu seducción e inteligencia. Compartíamos el primer año de Teatro en la torre del puente Avellaneda. No había fin de semana que no cruzáramos la ciudad de punta a punta, donde hubiera una joda del ambiente artístico cordobés. Estrenos de teatro de los tantos que se producían en aquellos años. El cumpleaños de nuestros hijos, tus borroneos de poesías en el cuaderno y nuestras confidencias sentimentales nos unen en el recuerdo. Te devoraste la vida. No pasaste en vano por este mundo. Con Alejandra te vamos a recordar siempre.

LEER PORQUE SÍ dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
LEER PORQUE SÍ dijo...

Hacemos nuestro el dolor de todos los que conocieron a MARÍA ROSA. No la conocimos personalmente, pero con los pocos contactos vía mail o blogs que mantuvimos, sabemos que fue una tipa genial. Por eso nos envió el texto completo de la "Generación de Bidú sigue en pie", para que lo podamos compartir con todos. ¡Hasta siempre, Negra! (como te llaman tus amigos)

Quique Lobos dijo...

Negra, querida amiga. ¡Cómo vamos a extrañar tus palabras de aliento a cada paso!
Se que vas a seguir velando por tus compañeros y siempre cuando nos encontremos vas a saber dejarnos con una sonrisa aunque no te veamos.