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miércoles, 15 de mayo de 2019

PANNO, Juan José: Piel de Judas


Rajá pa dentro, rajá para dentro te digo, que te voy a arrancar la cabeza, te miraste como tenés las rodillas desgraciumana, me vas a volver loca, vos querés que me vuelva loca, que me internen en un manicomio querés, decí, decí la verdad, callate la boca y andá a lavarte, mirá esas manos, vení para acá, vení para acá, mirate esos tobillos, ayyyy, el soponcio me agarra el soponcio, el hígado, ahora vas a ver cuando vuelva tu padre, porque con tu padre no jodés, claro, para eso está la señora, la sirvienta que te tiene que planchar la ropa, preparar la comida y vos en lo único que pensás es en jugar a la pelota con esa manga de atorrantes, te voy a mataaaar, un día se me va a terminar la paciencia y te voy a pegar una paliza que no te vas a olvidar en tu vida, eso querés ¿no?, tiene razón la Pocha, a ustedes hay que tenerlos cortitos, porque una les da el codo y se agarran todo el brazo, te dije media hora y mirá la hora que es, no me comés, no me hacés los deberes y encima te pasás toda la tarde con esa pelota de porquería, nooo, pero ya vas a ver cuando vuelva tu padre. ¿Sabés que sos vos? Sos la piel de Judas, la peste bubónica sos, callate la boca, chito, chito eh, anda a lavarte, vení para acá, ¿te viste las zapatillas?, noooo que te vas a mirar vos si lo único que te importa es jugar a la pelota con los desgraciados esos, meta pelota y pelota todo el día y a mí que me parta un rayo ¿te vas a ir a lavar o no te vas a ir a lavar? ¡esas rodillas! percudidas las tenés, per-cu-di-das, te vas a tener que lavar con acaroína, ayyy, tu hermano no era así, ah nooo, el Carlitos es una monada, nunca me llamaron del colegio para decirme nada, nunca una palabra de más, un niño prodigio el Carlitos, no como vos, pedazo de bestia, machona de porquería, tendrías que haber sido varón vos, siempre lo dije. 

(Argentina, 1949)




viernes, 3 de mayo de 2019

GUILLÉN, Nicolás: El mal del siglo


Señor, Señor, ¿por qué odiarán los hombres 
al que lucha, al que sueña y al que canta? 
¿Qué puede un cisne dulce 
guardar sino ternuras en el alma? 
¡Cuán doloroso es ver que cada ensayo, 
para volar, provoca una pedrada, 
un insulto mordaz, una calumnia!… 
¿Por qué será la Humanidad tan mala? 

¿Por qué junto al camino de la Gloria 
siempre la Envidia pálida 
acecha el paso del romero cándido 
y le lanza su flecha envenenada? 
Almas que se revuelcan en el lodo, 
¿por qué serán las almas 
que siempre han de manchar las vestiduras 
de aquel que lleva vestidura blanca? 

¡Cómo castiga el mundo 
al que nació con alas 
y sueña con la luz del Infinito 
desde las lobregueces de la jaula! 

Este siglo egoísta 
nunca ha sabido de quimeras cándidas, 
ni de ilusiones, ni de empeños nobles: 
este siglo se arrastra. 

Estos hombres de ahora solo piensan 
en el oro, que enfanga 
todas las limpideces de la vida 
y todas las alburas de las almas. 
Señor, ya nadie sueña; 
Señor, ya nadie canta. 

Los caballeros de este siglo buscan 
la oscuridad de arteras emboscadas 
y en sus noches sin gloria jamás viven 
su fina aristocracia, 
el eco de una lira, 
el amor de una dama 
y el brillo, ante el asombro de la luna, 
del acero atrevido de una espada… 

Y manos que se esconden en la sombra 
son las manos que clavan 
el puñal de imprevistas cobardías. 
Y traiciones satánicas 
sobre todos los pechos sin amparo 
y todas las espaldas. 

Yo no puedo vivir en este siglo 
sin cerebro y sin alma. 
Señor, Señor: yo soy águila o cisne: 
dame una cumbre altiva, como el águila, 
para olvidar en ella 
mi lírica nostalgia, 
o igual que al cisne, dame 
como suprema gracia, 
un lago silencioso y solitario, 
de ondas azules y de espumas blancas.