La otra noche, me cuenta Alejandra Adoum, la madre de Alina se estaba preparando para salir. Alina la miraba mientras la madre, sentada ante el espejo, se pintaba los labios, se dibujaba las cejas y se empolvaba la cara. Después la madre se probó un vestido, y otro, y se puso un collar de coral negro, y una peineta en el pelo, y toda ella irradiaba una luz limpia y perfumada. Alina no le quitaba los ojos de encima.
—Cómo me gustaría tener tu edad —dijo Alina.
—En cambio yo... —sonrió la madre— yo daría cualquier cosa por tener cuatro años, como tú.
Aquella noche, al regreso, la madre la encontró despierta. Alina se abrazó fuerte a sus piernas.
—Me das mucha pena, mamá —dijo sollozando.
EDUARDO GALEANO
(Uruguay, 1940)
3 comentarios:
Bonito escrito, encantada de haber descubierto tu blog.
Saludos.
Gracias. María. Esperamos verte seguido por acá. Un abrazo argentino
hermoso escrito y bello dibujo estoy feliz por leer porque si
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