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jueves, 25 de julio de 2019

MARCANO QUIJADA, Emilia: Lo que no soy


No tengo la menor idea

de quién soy.
Tengo la esperanza de acertar
un porcentaje de los cálculos
que he hecho
al evaluar lo que no soy.

No soy un genio, no soy bestia,
no soy parte de ningún espectáculo.
No soy argumento, no soy guion,
no soy papel sin arrugas.
No soy gourmet, no soy fast foot,
no soy degustación,
vaso, plato ni mesa.
No soy moral, no soy prejuicio,
no soy juez.
No soy autosuficiente, hasta el aire
me lo presta Dios.

No soy cuerda, en ocasiones
no soy absurda.
No soy militante, no soy religiosa,
no soy oveja.
No soy línea, vaso mojado,
felicidad de nadie.
No soy común, no soy especial,
no soy hierro ni fragua.

No soy de piedra.
¡Pero como quisiera!

(Venezuela, 1960)

Leído por María Adela Schamne el 25.06.2019 en el encuentro de lectores coordinado por
Leer Porque Sí (Semana del Libro 2019, Centro Cultural Viejo Mercado, Rafaela, Santa Fe)

jueves, 18 de julio de 2019

PATIÑO, Jhoana: País de mierda


De vez en cuando, muere un gran hombre y este país llora unido al pie de su tumba como si lo quisiera de verdad.
De vez en cuando, estalla una bomba y la solidaridad aflora entre nosotros como las mariposas en el rosal.
De vez en cuando, en nuestra historia ocurre un genocidio en tierras lejanas llenas de “parias” y entonces unas cuantas lágrimas brotan colectivas de los ojos de la impunidad.
De vez en cuando, un niño es violado cual si fuera de trapo y entonces nuestras morales dobles entran en pánico.
De vez en cuando, un esposo asesina a su esposa en defensa de su honor burlado.
De vez en cuando, un político corrupto le roba al pueblo los recursos de su futuro.
De vez en cuando, susurran los periódicos algún fraude electoral y todos queremos estallar.
¡De vez en cuando este país de mierda tiene memoria y dignidad!
De vez en cuando, los ciudadanos recuerdan la hermandad y se unen entre diferentes para luchar.
De vez en cuando, las banderas se pueden ondear por la victoria de la humanidad.
De vez en cuando, lo negro es bueno y el miedo nos hace hablar.
¡De vez en cuando, este país de mierda recuerda que puede cambiar!
De vez en cuando, los niños pueden soñar con una casa y un juguete para jugar.
De vez en cuando, se construyen parques y se olvida al rival.
¡De vez en cuando, en este país de mierda se puede crear!
De vez en cuando, se dice lo que se siente sin temor al qué dirán.
De vez en cuando, en mi país la gente dice no MÁS.
De vez en cuando, nos acordamos de los demás…
De vez en cuando, miramos más allá de nuestra propia miseria.
De vez en cuando, derrotamos la indiferencia y abrazamos la conciencia de la libertad.
De vez en cuando los buenos somos más y nos resistimos a actuar solo de vez en cuando.
DE VEZ EN CUANDO, ALGUIEN ME RECUERDA QUE PUEDE SER SIEMPRE…



Leído por Liliana Maina el 25.06.2019 en el encuentro de lectores coordinado por
Leer Porque Sí (Semana del Libro 2019, Centro Cultural Viejo Mercado, Rafaela, Santa Fe)

miércoles, 10 de julio de 2019

MALALA YOUSAFZAI


Había una vez una niña que adoraba ir a la escuela. Su nombre era Malala. 
Malala vivía en un apacible valle de Pakistán. Un dia, un grupo de hombres armados, llamados talibanes, tomaron el control del valle y atemorizaron a la población con sus armas. 
Los talibanes le prohibieron a las niñas ir a la escuela. Mucha gente no estaba de acuerdo, pero creía que lo más seguro era resguardar a sus hijas en casa. 
Malala pensó que era muy injusto y empezó a quejarse de ello en internet. Amaba tanto ir a la escuela que un día declaró en televisión: 
-La educación les da poder a las mujeres. Los talibanes están cerrando las escuelas para niñas porque no quieren que las mujeres tengan poder. 
Unos días después, Malala se subió al autobús escolar como de costumbre. De pronto, dos talibanes pararon el autobús y se subieron. 
-¿Quién de ustedes es Malala? -gritaron. 
Cuando sus amigas voltearon a verla, los hombres le dispararon en la cabeza. 
Por fortuna, la llevaron de inmediato al hospital y no murió. Miles de niños y niñas le enviaron tarjetas con buenos deseos y Malala se recuperó mucho más rápido de lo que cualquiera hubiera imaginado. 
-Creyeron que las balas nos silenciarían, pero fallaron -dijo-. Tomemos nuestros libros y nuestros lápices. Son nuestras armas más poderosas. Una niña, una maestra, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo. 

Malala es la persona más joven que ha recibido el Premio Novel de la Paz.” 

Cuando el mundo está en silencio, hasta una sola voz
se vuelve poderosa. 

Malala Yousafzai nació el 12 de julio de 1997, Pakistán. 

(de “Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes”)

Leído por Mía el 25.06.2019 en el encuentro de lectores coordinado por Leer Porque Sí(Semana del Libro 2019, Centro Cultural Viejo Mercado, Rafaela, Santa Fe)

jueves, 4 de julio de 2019

SASTRE, Elvira: Libre



Quería que supieras
que mi daño es algo que solo elijo yo.

Que me dejo mecer por tus empujones
como si fueran viento que me coloca lejos de ti
porque todas mis puertas están abiertas
y yo soy libre.

Que el odio
es el disfraz de una piel, el reverso de un cuerpo,
y desde otro lugar
tu cara se intuye del revés,
perdida,
y no hay nada peor que sentirse olvidado
dentro de uno mismo.

Que tus intentos de quebrarme el paso
solo consiguieron hacerme pisar más fuerte,
y cuanto más lejos te colocas
más cerca estoy de mí misma.

Que quisiste taparme los ojos
y hundirme,
pero mi mirada está más cerca del mar
que de tu suelo.
Y te lo repito:
soy libre.

Que solo aquel que entiende mi silencio
merece mi palabra,
y tú hace tiempo que dejaste de comprender
que lo que difiere entre un hogar
y un sitio al que volver
es la puerta abierta.
Tu puerta cerrada
es la entrada a mi casa.

Que quisiste quitarme todo
y te quedaste sin mí.

Que mi risa fue tu risa
y nuestras lágrimas fueron una,
pero dejaron de hablar el mismo idioma
cuando tus carcajadas
fueron balas contra mi pena,
cuando tu tristeza
arremetió ahogada contra mi alegría.

Que siempre colocaré la verdad
frente a mis huellas,
que no daré respuestas
a quien no acepta mis preguntas,
que no iré a aquel lugar
en el que no me reconozca,
que no daré la mano
al que me señala con el dedo.

Que nunca me perdiste:
dejaste que me fuera,
que es la peor forma que existe de abandono
-para el que se queda.
Y ese será tu mayor castigo.

Pero no,
no diré nada que enturbie mi paz, 
que moleste la duna calmada 
que reside en mi conciencia.



Mejor me voy
sin decir nada que no sea un espacio vacío
-lo que te mereces: nada-, 
porque irse en silencio hace más ruido
que cualquiera de tus gritos.



Y yo ya he pasado de canción.

(Segovia, España, 1992)



Leído por Jaquelina Burgwardt el 25.06.2019 en el encuentro de lectores coordinado por Leer Porque Sí (Semana del Libro 2019, Centro Cultural Viejo Mercado, Rafaela, Santa Fe)