Ximena Dahm andaba muy nerviosa, porque aquella mañana iba a iniciar su vida en la escuela. Corriendo iba de un espejo al otro, por toda la casa; y en uno de esos ires y venires, tropezó con un bolso y cayó desparramada al piso. No lloró, pero se enojó:
—¿Qué hace esta mierda acá?
La madre educó:
—Mijita, eso no se dice.
Y Ximena, desde el piso, quiso saber:
—¿Para qué existen, mamá, las palabras que no se dicen?
—¿Qué hace esta mierda acá?
La madre educó:
—Mijita, eso no se dice.
Y Ximena, desde el piso, quiso saber:
—¿Para qué existen, mamá, las palabras que no se dicen?
(Uruguay, 1940)
7 comentarios:
qué bueno! más, más y más de Galeano, es una de las cosas que más disfruto de este blog, Saludos de una seguidora.-
Es cierto!! Muy bueno!!
buenisimo,se que a muchos le sucedio,y su expresion fue relajante.
Eso también puede pasar cuando pateas un mueble con el dedo chiquito jajajaja.
La verdad el texto esta bueno.
ALEJANDRA M DIJO ADELANTE NOMAS ¡¡¡LA SATISFACCION DE ESTOS BLOG ES QUE SE RECORRAN POR TODO EL MUNDO ¡¡¡BUENISIMO ¡¡¡ 25D DE MAYO DE 2016 ´,18´,00
A todos se nos ha escapado alguna que otra mala palabra y de alguna manera nos vemos reflejados...
La pura verdad, si están hay que usarlas, sino es un desperdicio el vocabulario
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