¿Qué puede decir un poeta de más de ochenta años a la gente joven, que no lo haya dicho ya? Poco. Solo contarles qué satisfecho y bien me siento, cuando octogenario, veo que mis valores de toda la vida siguen vivos, presentes, que nunca tuve la tentación de renunciar a ellos, y que los sigo sosteniendo, y que toda la vida pude arreglármelas con tan poco, y estar tan contento.
Que a pesar de haber vivido bombardeado por la misma publicidad que a todos nos dice que lo importante es el consumo, que lo que importa es generar riqueza (monetaria), y que la globalización y el libre mercado son el único camino que nos queda por delante, sigo pensando que nada de esto es cierto. Que el Che Guevara fue un proyecto de cambio y no solo una camiseta, que el fútbol era un hermoso deporte muchísimo antes de ser un gran negocio, y que no todos en el mundo son de derechas.
Decirles que Lilian Hellman, la notable escritora norteamericana, cuando se rescató a sí misma de la pesadilla del macartismo, escribió: “El liberalismo perdió para mí su credibilidad. Creo que lo he sustituido por algo más privado, algo que suelo llamar, a falta de un término más preciso, decencia”.
Si los responsables del mundo son todos venerablemente adultos, y el mundo está como está, ¿no será que debemos prestar más atención a los jóvenes?
Si los extraordinarios beneficios de tanta multinacional (por cierto, sin excluir a las españolas) se obtuvieron gracias o junto a la corrupción, el aumento del hambre y la caída de empleo en Latinoamérica, ¿no es momento de pensar que este mundo de libre mercado, globalización y guerras que son solo pantallas para grandes negocios no atraviesa su mejor momento?
Soy un poeta viejo y un viejo poeta, que en lugar de pensar –como muchos de los de mi generación– que los viejos somos sabios, me pregunto, cada día que pasa, si el mundo no estará así porque no les dejamos lugar a los jóvenes.
Madrid, 14 de setiembre de 2003 (el día de mi 83er. cumpleaños)
(Uruguay, 1920/2009)
1 comentario:
Extraordinario humano que pudo ser íntegro hasta el final de sus días y seguir iluminando oscuridad es de hoy. Abrazos al maestro.
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