¡Qué profundidades tan sencillas!
¡Qué profundas simplicidades!
Sentarse entre los árboles
y respirar con ellos
en el murmullo del viento y la brisa.
¿Y cómo puedo confiar en aquellos
que contaminan el cielo
con paraísos
y lo de abajo con infiernos?
Bueno, humanidad,
soy parte de vosotros
y también mi hijo.
Pero ninguno de nosotros
creerá
tu gran y triste mentira.
EE UU, 1930/2001
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