Dibujo: Chachi Verona
Una iniciativa de casi 10 años de llevar literatura a las escuelas medias para adultos. La riqueza de compartir a diario buenos autores
Por Sergio Fassanelli / Profesor en Lengua (*)
Leer literatura en una escuela para alumnos jóvenes y adultos debe ser una actividad atractiva y provechosa. Lograrlo implica un verdadero desafío porque la mayoría de los alumnos que pueblan sus aulas nunca o casi nunca han leído literatura por propia voluntad.
A las Escuelas de Enseñanza Media Para Adultos (Eempas) de la provincia de Santa Fe concurre una población muy heterogénea, en la que conviven diariamente jóvenes de 18 años hasta adultos de más de 60. Ello significa que brindar una educación de calidad que atienda a las necesidades de todos y por igual se torne una tarea nada fácil.
Los profesores de literatura debemos abordar las lecturas en nuestra disciplina no sólo para el aprendizaje que requiere una nota de aprobación, sino también para provocar una actividad placentera. Porque, ¿de qué nos sirve leer o hacerles leer obras muchas veces complejas de autores que figuran en los programas oficiales si no las comprenden o disfrutan? ¿Cómo hacer hoy atractiva la lectura cuando vivimos en un mundo donde el culto a la imagen parece haberse convertido en la comunicación fundamental e indiscutida?
Por eso, en la Eempa Nº 1.007 Libertad de la ciudad de Rafaela hacemos lo necesario para que el alumno joven y adulto encuentre en la escuela un espacio semanal en el que la lectura lo provoque, lo haga pensar y razonar sobre todos los temas de la vida sin ningún tipo de presión ni condicionamiento, como lo son una evaluación, un trabajo práctico o cualquier tipo de situación áulica que implique una conditio sine qua non para aprobar la asignatura. Este espacio lo encontramos con la implementación del taller de lectura "Leer porque sí", dentro o fuera de las horas de clase, con lecturas propuestas por el docente y por los alumnos, sin ningún tipo de censura previa o condicionamiento alguno.
La mayoría de los alumnos de las escuelas para adultos llegan por las noches al aula luego de un día laboral agotador, quizás sin haber podido pasar por su hogar a darse un baño reparador, alimentarse adecuadamente o, simplemente, saludar a su familia. ¿Cómo podemos exigirles que lean en sus ratos libres cuando ni siquiera los tienen durante el fin de semana? Por eso aprovechamos al máximo las horas de clase para leerles y para hacerlos leer, para que conozcan el maravilloso mundo de la literatura a partir de la única consigna de que lo hagan para imaginar, para soñar y —por qué no— para alejarse al menos por unos instantes a través de la ficción de la realidad cotidiana.
Otra mirada. Leer y hacer leer literatura a los jóvenes y adultos por placer nos permite hacerlos incursionar en un mundo irreal que los ayuda —y mucho—, a vivir. ¿Y cómo puede algo irreal, algo ficticio, enseñar a vivir? La literatura nos hace ver de otra manera al mundo y nos ayuda a comprenderlo a través de su lenguaje particular.
Muchos adultos nos preguntan: A mi edad, en mi situación, ¿para qué quiero leer literatura? ¿Me va a ayudar a encontrar trabajo? ¿Me va a ayudar a progresar en el que ya tengo? ¿Voy a ganar más dinero por leer poemas, cuentos o novelas? La respuesta a esos interrogantes es simple: no. Entonces, ¿para qué perder el tiempo?, insisten. Y nuevamente, una repuesta sencilla: no van a perder el tiempo si no quieren perderlo. No van a perder el tiempo si no se lo hacen perder los profesores. Entre todos, entre docentes y alumnos, se trata de hacer de este espacio de lectura una buena oportunidad para razonar, para aprender a criticar con fundamentos, para saber interpretar al mundo que nos rodea, para abrir nuestra mente y poder elegir, para relacionar hechos pasados con nuestra vida, para advertir que el hombre durante toda la historia siempre vivió preocupado por los mismos temas: el amor, la muerte, el poder, la existencia, el trabajo, la dignidad... Pero siempre desde la propia perspectiva, la de cada uno, que puede ser coincidente o no con la del otro. Además, este espacio ha generado un trabajo interactivo con respuestas de escritura en el blog del taller con comentarios y producciones de los propios alumnos.
A casi diez años de haber puesto en marcha "Leer porque sí", con un funcionamiento ininterrumpido, creemos estar en condiciones de asegurar que es posible lograr esto en las aulas o fuera de ellas. Fomentar la lectura por placer favorece el crecimiento personal, no solo del alumno sino también del docente. Los alumnos jóvenes y adultos buscan en las aulas la posibilidad de un futuro mejor y no depende sólo de ellos lograrlo. En el escaso tiempo del que se dispone en la escuela debemos lograr que el mundo se brinde a nuestros alumnos a través de nuevas miradas.
(*) Profesor de lengua en la Eempa Nº 1.007 Libertad de Rafaela. Director del blog: leerporquesi-1007.blogspot.com.ar o en el perfil de Facebook.com/leerporquesi
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