Él vivía en el barrio de Las Latas,
ella en un piso de Avenida Alvear.
Él cargaba carbón en alpargatas,
ella no laburaba, iba a estudiar.
Él morfaba en "El Mago de la Costa",
un fondín muy barato y atorrante.
Ella iba siempre a sitios elegantes
y pedía perdices y langosta.
Ella tenía un auto convertible,
a él le prestaban una bicicleta.
Él soñaba sus sueños imposibles,
mientras ella, tiraba la chancleta.
Él era humilde, ella arrogante,
ella era hermosa, él fulero.
El viejo de él, un tano laburante,
el de ella, ministro y estanciero.
Ella sufría fuertes depresiones
que le curaba su psicoanalista.
Él tenía terribles sabañones,
y jamás en su vida fue al dentista.
Una tarde, entre medio de la gente,
se encontraron los dos y ¡oh, maravilla!
Cruzaron sus miradas de repente,
se estudiaron muy bien y finalmente...
No se dieron ni cinco de bolilla.
(Argentina, 1944)
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