XXXIX
Cultivo una rosa blanca
en julio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo,
cultivo una rosa blanca.
(Cuba, 1853/1895)
Martí es muy lúcido al no confundir la tierra con la patria. La tierra es la que pisan nuestros pies. La patria es algo que está dentro de nuestros sentimientos, que está en el odio a quien la ataca, en la furia de quien quiere ultrajarla. La patria es —para Martí— un compromiso que él asume con Cuba de dar la vida para liberarla.
...
Martí queda así en nuestros corazones como el ejemplo del intelectual que no solamente escribe sino que escribe para algo, escribe para una causa social. No es necesario que todos los intelectuales escriban para una causa social, pero sí es deseable que todos sientan la causa de la libertad como la causa primera que permite escribir. No hay literatura libre sin una tierra libre. Y esto Martí lo entendió mejor que nadie.
FEINMANN, José Pablo. Una filosofía para América
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