Hay dos palabras tremendas
que se han echado a volar
y han dado la vuelta al mundo
en segundos, nada más.
Tal vez sean guaraníes
por la forma de acentuar,
por sonar como un flechazo
por su olor a litoral.
Más ruidosas que una bomba,
más bravas que yarará,
veloces como una bala,
filosas como un puñal.
Le recuerdo, por las dudas
-no lo olvide jamás-,
son como balas de plata,
¡solo una vez se han de usar!
Por si un día las precisa
le sugiero, anotelás,
estas son las dos palabras:
Quemirá y Andapayá.
(Tucumán, 1963)
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