Frecuentemente me
preguntan que cuántos años tengo...
¡Qué importa eso!
Tengo la edad que quiero
y siento.
La edad en que puedo
gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin
miedo al fracaso, o lo desconocido.
Tengo la experiencia de
los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos
años tengo!
No quiero pensar en
ello.
Unos dicen que ya soy
viejo y otros que estoy en el apogeo.
Pero no es la edad que
tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro
dicte.
Tengo los años
necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer
yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué
decir: Eres muy joven, no lo lograrás.
Tengo la edad en que las
cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que
los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten
en esperanza.
Tengo los años en que el
amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una
pasión deseada.
Y otras en un remanso de
paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo?
No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos
obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas...
valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo
veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo que importa es la
edad que siento.
Tengo los años que
necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por
el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis
anhelos.
¿Qué cuantos años tengo?
¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para
perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
(Portugal, 1922/2010)
1 comentario:
que bello Y otras en un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
me encanta esa frase
un cordial saludo
consejos de amor
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