Aunque hagan cosas terribles, yo no creo.
Miro esa foto
con tus hermanos y tus primos, haciéndote el payaso
y se me rompe el corazón
—la alegría, a veces, es un monstruo
que nos hace llorar. Bueno,
yo río y lloro como un condenado
cuando miro esas fotos.
Chico malo jugando con su perro.
Chico malo arrojando un beso al aire
para que lo reciba su hermana,
que sostiene la cámara. Y el mismo chico malo
abrazando a su mami, mientras sirve la mesa.
Y la mami que se ruboriza y se pone contenta
de tener un hijo así, tan loco —no sé cómo explicarlo,
es la primera foto que veo de tu madre
y ya la venero
como si fuera la Virgen de Itatí.
Seguro que de fondo sonaba un chamamé
(no Los hermanos barrios, porque le cantan
a la tristeza, sino uno de esos
que dan ganas de salir a los cuatro vientos
y ponerse a gritar). Yo que no grito ni en sueños,
salir a la calle y ponerme a gritar
porque vi el fondo de tu casa
por primera vez, con ese coche viejo, arrumbado
y una montañita de escombros
y la soga donde tu mami cuelga la ropa.
Aunque parezcas el chico
más Indomable de todo este mundo. Yo vi
la mesa en la que te sentabas a comer,
el vaso de vino, el pan, la humilde ráfaga
de una alegría que se le sustrae al tiempo.
El tiempo: el único y verdadero chico malo
en toda esta historia.
(Argentina, 1960)
(de Chicos malos y otros libros, Buenos Aires, 2011)
1 comentario:
Me emocioné!♥
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