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miércoles, 2 de enero de 2019

EL POMBERO (leyenda guaraní)


El Pombero o Pomberito es un duende o espíritu de la mitología guaraní, que habita en los bosques del noreste de nuestro país (Misiones, Corrientes, Entre Ríos), y se ha ganado el respeto de los habitantes de la región. Su nombre en guaraní es “Cuarahú-Yara”, que significa “Dueño del Sol”, y es el duende protector de la naturaleza, encargado de castigar a aquellos que dañan los árboles o los animales.
Aunque muy pocas veces se lo ha visto, algunos dicen que tiene el aspecto de un viejo feo, alto, flaco y muy peludo, aunque otros aseguran que es petiso y gordo. Sus ojos no son como los humanos, sino chatos, como los del sapo. Sus cejas tienen pelo largo. Mira fijo igual que las lechuzas. Tiene la boca grande y alargada y sus dientes son muy blancos. Tiene los pies al revés para dificultar su búsqueda. Posee abundante vellosidad y sus brazos son tan largos que los arrastra. A veces usa un enorme sombrero de paja y luce andrajoso, puede llevar una bolsa al hombro. Se cuenta que sus pisadas no se sienten. Algunas versiones indican que anda sin ropas, aunque su miembro viril enorme es tapado por la profusa barba que le llega hasta el suelo. Además, puede tomar la forma de cualquier animal. A la distancia parece un carpincho parado en las patas traseras.
El Pombero puede ser travieso, malvado y hasta amigo del hombre, según cómo se lo trate. Se dice que para ganarse su amistad, hay que dejarle ofrendas por la noche como tabaco, miel o caña. Entonces, se le puede pedir que cuide los cultivos y los animales y que traiga abundancia, y el Pombero será su amigo, los protegerá y acompañará en sus dificultades. Pero si olvidan la ofrenda, el Pombero enojado realiza maldades en el hogar y será su enemigo. Estará siempre vigilando y si un cazador o pescador mata más animales de los que consumirá o un leñador corta más madera de la que va a utilizar, se desata la furia del duende y su castigo puede ser muy cruel.
También protege a las aves, puede transformarse en árbol para tenerlas entre sus ramas y se comunica con ellas silbando.
A este duende le gusta cazar niños y se dice que suele raptarlos y chuparles la sangre si los encuentra haciendo travesuras, sobre todo si le están haciendo daño a algún animalito. Es apodado «El duende sombrerudo» o «El señor de la siesta». Por eso, después del almuerzo, a la hora de la siesta, los niños que no quieren dormir son advertidos por sus madres de que tienen que quedarse cerca de la casa, porque el Pombero suele rondar a estas horas buscando niños.
Al Pombero también le gustan las mujeres y se dice que ha llegado a raptarlas, violarlas y hasta dejarlas embarazadas. Castiga de esta manera a las esposas infieles y a las jóvenes que han crecido sin ser bautizadas. Sin embargo, puede ser un duende sensible y enamorarse de una mujer embarazada de una niña, acompañarla y protegerla.
Es además muy travieso, gusta de abrir puertas y ventanas con violencia, tirar piedras o mover cosas, hacerse invisible solo para molestar a las personas. Se dice que nunca debe pronunciarse su nombre en voz alta, burlarse de él o silbar durante la noche, porque esto también lo enfurece y con un solo roce de sus manos peludas puede producir mudez, temblores o confusión.
El primer día de octubre, suele bajar al pueblo con su sombrero de paja y un rebenque para azotar a quienes no coman en su honor.

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